martes, 30 de octubre de 2012

Un poco de Historia


Estos días toca en la asignatura de “Conocimiento del medio”, ya les vale ya con el nombre, el siglo de Oro, con el inicio y fin de la dinastía de los Austrias; así que me ha venido a la memoria la degeneración genética producida en la naturaleza humana de los reyes a causa de la endogamia y la consanguinidad.

Y ahora viene la explicación, la letra pequeña, lo que no cabe en los libros de Primaria, la luz del saber que ilumina al ignorante.

Echemos un poco el tiempo hacia atrás, a finales del siglo XV y principios del XVI.

En el afán de los poderosos de mantener sus privilegios, se llevaba por entonces el matrimonio de conveniencia, nada de amor, ni San Valentín, ni otros romanticismos, sino el puro interés, consiguiéndose con ello aumentar los territorios, crear frente común contra los enemigos, poner fin a guerras o mantener la paz… El amor para los pobres.

Así que Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón unieron sus cuerpos y sus reinos, y terminando por conquistar el último reducto musulmán de la península formaron la España política (geográficamente ya existía la palabra España, Hispania, que derivaba de la palabra fenicia i-shepham-im, o tierra de conejos), a la que añadieron la recién descubierta América.

El Rey Católico al que no le quedaban vivos herederos varones, nombra reina a su hija Juana la loca, quien siguiendo la tradición del matrimonio de conveniencia se había casado con Felipe I el Hermoso, de los Habsburgo o Austria, de la Casa de Borgoña, quien dará nombre a la dinastía, aportando los territorios de los restos del Sacro Imperio Romano Germánico.

Su hijo Carlos I, o sea el nieto de los Reyes Católicos, se convertirá en emperador, rey de reyes, y como buen alemán, buen comedor y buen bebedor; en cuyos territorios no se ponía el sol, pero había unos eclipses y unos nubarrones impresionantes.

En el siglo XVI y XVII llegan Felipe II, Felipe III y Felipe IV, el macho alfa, engendrador de más de una treintena de hijos bastardos, pero, pero, pero… su ultimo vástago, Carlos II, había sido engendrado, según confesión del propio monarca a un cortesano: “en la última cópula lograda con la reina”, y como le decía uno de sus médicos “…es que su majestad dejó para la reina sólo las escurriduras”.

En todos ellos había manifestaciones endogámicas de consanguinidad, siendo el culmen Carlos II, el Hechizado, impotente, débil y enfermizo, con hasta un 25% de genes idénticos, equivalente a una relación incestuosa entre padre-hija o hermano –hermana.

La propaganda oficial nos presenta al pequeño Carlos II aún príncipe, como un niño rollizo y con coloretes en los carrillos, de ésos que dan ganas de darle un pellizco,  pero un embajador de Francia, hay que ver como son estos franceses, nos dice que parece bastante débil, muestra signos visibles de degeneración, tiene flemones en las mejillas, la cabeza llena de costras y el cuello le supura. Total, una porquería.

Resumiendo, Carlos II era hijo de tío y sobrina, nieto de parientes próximos, biznieto de tío y sobrina y tataranieto de primos hermanos. No es de extrañar por tanto su degeneración física y psíquica, su esterilidad y como consecuencia el que no pudiese tener hijos dando fin a su dinastía. Quizá si la reina hubiese sido más cariñosa con el jefe de la guardia aquella noche no estaría escribiendo ésto

Notas: Fernando II de Aragón al quedar viudo y ya anciano se casó con una princesa francesa, Germana de Foix, con el objetivo de tener un hijo varón y quitar el reino de Aragón a Felipe I viendo que la toma de decisiones se había desplazado a Europa, pero murió de indigestión de la viagra de la época: testículos de toro, un alimento que se consideraba infalible afrodisíaco.

A pesar de la desaparición de la dinastía de los Austrias en España, la Reina Sofía aún lleva sangre centroeuropea, siendo su nombre nada menos que Sofía Margarita Victoria Federica Schleswig-Holstein Sonderburg y Glücksburg.
 
                                                                    Carlos II por Carreño de Miranda.

                                                                    Como pintor de cámara que era lo saco bastante apañado,
                                                                   no en vano le iba el empleo en ello.
                                                                   Lo que habría hecho Carreño si hubiese existido el Photoshop.



Para saber más:


Carlos Fisas. Historias de Reyes y Reinas. Las anécdotas de los Austrias.

Juan Eslava Galán. Historia de España contada para escépticos.

 

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