El otro día me tropecé con esta famosa actriz conocida por películas como "Un perro andaluz" de Buñuel, o "El silencio de los corderos", de algún director ya olvidado eclipsado por la estelar actuación de nuestra protagonista.
Me contó que había nacido en Africa, pero que había decidido emigrar, y aunque nacida con el nombre de Esfinge Calavera, sus descubridores la habían bautizado con el nombre artístico de Acherontia atropos, y que hoy ya en la vejez había caído en desgracia, algo que ella achacaba a un tatuaje que se había hecho en la espalda en su juventud.
Para los menos versados en mitología, y ya que de todo en esta vida no se puede saber, les indicaré que para los griegos clásicos, las parcas (no los abrigos) eran tres señoronas encargadas de mandar a los mortales al inframundo cortando el hilo que los unía a la vida.
Cloto tejía la hebra, Láquesis medía su longitud y Átropos era la encargada de cortarla y de decidir el método de morir. Como ven, de lo más simpáticas, igual que nuestra actriz.
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